viernes, septiembre 15

Nocturno Habitual


Un respiro traza grietas operísticas en estos tabiques,
destruye las vigas de techos erosionados,
desvanece los límites de la chimenea,
hace desaparecer los marcos de las ventanas.

Llegué a lo largo de la viña,
utilizando gárgolas de reposapies,
y dentro de este carruaje que declara su edad
con ventanillas convexas, paneles redondeados,
Mobiliario torturado.


Coche fúnebre de mi sueño solitario,
carretera de mi estupidez...
el vehículo surca la hierba del camino crecido,
en una mancha de la ventana derecha,
se revuelven pálidas ficciones lunares, pechos y hojas.

La imagen desprende un verde y un azul muy oscuros.
Quitamos los arreos a los caballos, junto a un monton de grava.
-Aquí llamaremos silbando a las tormentas, a Sodomas y Solimanes,
a bestias salvajes y ejércitos. ( el postillón y los caballos soñados correrán a través de las arboladas más densas y agobiantes, para hundirme hasta los párpados en sedosa primavera).

- Y sacarnos de aquyí, fustigados a través del agua y las bebidas derramadas, hacia el ladrido de los perros...
Un respiro desvanece los límites de las chimeneas.

El Cuervo

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